Francisco de Asís Fernández Arellano, poeta e promotor cultural nicaraguense, nasceu em Granada em 1945 e estudou em Espanha e Porto Rico. Professor universitário e director de programas televisivos, integrou a luta anti ditadura de Somoza, vindo a ser em 1979 Presidente da Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura. Membro da Academia Nicaragüense de la Lengua, foi presidente do Primeiro Festival Internacional de Poesia de Granada, 2005, e presidente da Junta Directiva del Festival Internacional de Poesia.
MI EQUIVOCACIÓN Y MI FORTUNA
¿Por qué me equivoqué tanto en mi vida?
Y ahora siento que ya es hora de morir
y no de rectificar.
Es la sal de la muerte, mi música extremada.
Mi padre escribió poemas para que yo ganara
el perdón de la belleza, el ardor del fuego
y un puño de arena.
El amor es mi equivocación y mi fortuna.
Me soltaron en la vida equivocada
con platos rotos y sol quebrado y luna bisiesta,
me arriaron desnudo pegado al ángel de los sueños
para que le diera rienda suelta a la imaginación,
para que me ate a la Simonetta Vespucci
para que me diga que el amor no se equivoca,
que el mundo se hizo solo para que Botticelli
y yo hiciéramos el mundo únicamente para ella.
UN RINOCERONTE BLANCO EN MI CORAZÓN
Entró un rinoceronte blanco en mi corazón
y destruyó todo lo sutil y enfermo en su camino.
El amor es torpe, ciego y desesperado
y no puede cortar una rosa de bacará
en un vendaval de amor no correspondido.
Mi corazón parece un campo de batalla
lleno de sangre y de lirios.
SE ME CAEN LAS PALABRAS DE LA BOCA
Se me caen las palabras de la boca a la oscuridad,
sabiendo que no van a sobrevivir entre los carros,
las bicicletas y los pájaros.
Caen las palabras de mi boca,
apocadas, sin fuego, extenuadas,
como si nunca hubieran arriesgado su pellejo.
En mi juventud cumplieron misiones importantes,
se jugaron la vida en la clandestinidad,
convencieron a mujeres bellas
que no dejaban que mis palabras cayeran
al piso y se fueran por las alcantarillas.
Se metían mis palabras en la boca y en sus sueños
como una amapola,
tenían trinos igual que mi corazón.
Ahora veo mis palabras como un río
que busca un mar desconocido
donde cantan el Ruiseñor de Keats,
la Sumaya de Lorca, los Gorriones de Bécquer.
Y me meto en algunas pozas y riveras
donde me encuentro mis pasiones antiguas
tan vivas como mis pasiones nuevas
que no me dejan comer, ni dormir,
ni inventar palabras jóvenes
que llenen a mi amada de ilusiones.

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